La tristeza de mi llanto interno
lucha contra la visión de mis ojos,
no podré vivir una noche con ella,
tiene en su corazón lleno, propietario.
Sólo pediría un segundo de amor,
un instante para perderme en su cuerpo,
alcanzar el cielo por ella acompañado,
quemarme en el sol de su seno.
Conquistarla llevándola al futuro
cruzando las fronteras del universo
hablando sobre el sentido del misterio
que ofrecen nuestros sentimientos.
Y abrir el amanecer rozando el milagro
que no fue todo un bello sueño
con nuestro dedos entrelazados
imaginando un dulce paraíso.
Pero estoy despierto y desolado
mirando el techo adornado del casino.
Soy un peregrino anclado a su alma,
mariposa turquesa vestida de princesa.
sábado, 29 de marzo de 2008
ALMA HERIDA
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