martes, 20 de mayo de 2008

AL PARTIR

Al partir, qué silencio cruel, amenazante,
aún llevándote al hombro tal carga de emociones,
aún dejándome firmes, genuinas intenciones
de volver con tus mismos propósitos de amante.

Al partir, he perdido tu imagen y el ferviente
tono de tu palabra, cántico de mis horas
oscuras, encendiendo mis noches, mis auroras,
que esperan desveladas tu vuelta, dulce ausente.

Al partir, (siete días, siete ciclos eternos…
¿no requirió la génesis del mundo siete días?),
se me han creado siete súbitas agonías,
desangrándome el alma, hasta volver a vernos.

Al partir, te has quedado, y a la vez te he seguido;
verán quienes nos miren tan sólo una corteza
abrazándose a un hueco, o a un bloque de tristeza,
o a un recuerdo nostálgico, pero jamás a olvido.

Al partir, las agujas del reloj se entumecen,
retardando sus vueltas, como si por fatiga;
ah qué larga semana, que brutal me castiga
demorando el contacto que tus manos me ofrecen.

Y si al partir te quiero, me doy, te necesito,
si al partir sólo esperan mis brazos tu regreso,
si mis labios se agrietan, áridos sin tu beso,
es porque en mí te arraigas, y al fondo de ti habito.

No hay comentarios: