Tengo más tesoros...
Un sol y una luna en equinoccio, atravesados de
cristal, como recuerdo de un blanco, en los que,
a veces, me reflejo
y me veo confuso...;
y un indio, salvajemente verde, armado,
con la mirada fija y herido en la espalda...;
también tengo un cuadrado, azul, la pieza de un
juego de mar;... i un velero antiguo rojo de
velas blancas hinchadas...; ¡y un cordoncillo!,
deshilachado en las puntas, como un cirio
sin cera, como un pabilo desprotegido y sin
quemar...; y un marco que me enmarca,
a oriente, un palmo en el cuadro de pared no
demasiado blanca, vivida y mirada, pulida,
ahumada...; y una máscara oscura que mira a ninguna parte,
como todas las máscaras,
capaz de verlo todo...;
también unos caramelos transparentemente verdes...;
y unas partituras, bajo palabras definidas
y de once navidades y un fin de año, fraternales...;
y muchas historias escritas, sabias, éstas
sí, de diferentes ejemplares...
algunas historias descritas y otras que
no saben leer y nunca, seguramente,
aprenderán...;
...y un pabilo ennegrecido rodeado por ceras
oscuras, deshechas, que se esgrafían en gris,
entonces en blanco, a lo largo de un candelabro
quebradizo, elegante, que me ilumina, encendido,
todo esto y, detrás, da fe a un Cristo
crucificado...;
y, recogiéndome miserias, cerillas ya quemadas,
polvos, trozos de velas fundidas, cabellos...
miradas cansadas,... un trozo de un tocador
maternal, de porcelana, que parece
agrietado, pero no lo está.
A la derecha, tengo un lápiz azul, de tinta
azul, con el que, sin saber si escribe,
aún no he escrito.
...
sábado, 16 de febrero de 2008
TESOROS
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